El estudio del artista Carlos Garaicoa ocupa una nave construida en los años cincuenta dedicada históricamente a la reparación de automóviles. La ocupación del espacio sigue las pautas habituales de estudioHerreros: mínima alteración tipológica, respeto a la configuración estructural y potenciación de la luz natural. La carga del diseño se la llevan las acciones demandadas por el programa: mesas de trabajo con muebles de apoyo en madera laminada, una cocina, diversos formatos de almacenaje de obra, todo ello objeto de cuidada producción que contrasta con la inmediatez constructiva del contenedor inalterado. La puerta original de tramos correderos se mantiene, pero detrás de ella surge una fachada nueva, transparente, que aloja una breve presencia verde y abre el espacio al barrio de Carabanchel en una bulliciosa transformación enfocada en el arte.