Centro de Control Satelital
Madrid, España, 2010
Superficie: 2.300m2
AUTORES DEL PROYECTO: estudio Herreros. Juan Herreros – Jens Richter
RESPONSABLE DEL PROYECTO: Diego Barajas
EQUIPO DE PROYECTO: Ramón Bermúdez, Ángela Ruiz, Carmen Antón, Ricardo Robustini, Verónica Meléndez, Joanna Socha, Jorge Montalván
CONSULTORES: Interiorismo: Herreros Arquitectos (Paola Simone); Fachada: ENTORNO (Andrés Rojo), Herreros Arquitectos (Jens Richter); Estructuras: Eduardo Barrón; Instalaciones: INTECSA; Aparejador: Arturo Bressel
FOTOGRAFÍAS: José Hevia
Premios
-Premios COAM 2011 (categoría rehabilitación): Distinción
-XI BEAU 2011: Obra seleccionada

El proyecto parte de la necesidad de dar respuesta tanto a carencias de uso y funcionamiento interno del edificio original devenido en obsoleto ante la llegada no planificada de las nuevas tecnologías, como a problemas de seguridad, radiación solar e iluminación natural de sus fachadas. El pedido tiene dos componentes complementarias esenciales: la creación de una cultura del trabajo asociada a la misión y los compromisos de la compañía, y la necesidad de dotar de pregnancia a la imagen de una entidad cuyo producto no tiene presencia física. En el interior, el proyecto acomete la reorganización de los usos que se distribuyen en zona operacional, zona administrativa y zona institucional mediante mamparas de cristal de diferentes grados de opacidad, colores y tratamientos gráficos que generan un nuevo paisaje artificial para el espacio de trabajo que induce un espíritu colectivo de pertenencia y busca tanto la concentración aislada como la coincidencia entre los usuarios. La fachada se resuelve con una segunda piel que consiste en módulos de chapa calada de aluminio de 5mm de espesor cuyo grado de perforación varía de acuerdo tanto a las necesidades lumínicas de confort como de la orientación y la necesidad de disipar energía frente a la radiación solar. El tratamiento lacado de los paneles en tonos sutilmente diferentes genera una vibración reactiva al ser estimulados por los cambios atmosféricos y en especial a los atardeceres que se suceden en esta zona descampada del sureste de Madrid. El espacio entre las dos pieles conforma un recorrido de ventilación, mantenimiento y seguridad que actualiza el edificio a sus nuevas necesidades. Pero sin duda, el logro más significativo se refiere a la capacidad del edificio para constituirse en imagen de la modernidad y ambición tecnológica de la empresa. Efectivamente, este edificio, situado en un lugar incierto, invisible e inaccesible, se ha convertido en la imagen más publicada de la compañía otorgando por primera vez a la compañía una representación física de una actividad que se diluye en la atmósfera.
Centro de Control Satelital
Madrid, España, 2010
Superficie: 2.300m2
AUTORES DEL PROYECTO: estudio Herreros. Juan Herreros – Jens Richter
RESPONSABLE DEL PROYECTO: Diego Barajas
EQUIPO DE PROYECTO: Ramón Bermúdez, Ángela Ruiz, Carmen Antón, Ricardo Robustini, Verónica Meléndez, Joanna Socha, Jorge Montalván
CONSULTORES: Interiorismo: Herreros Arquitectos (Paola Simone); Fachada: ENTORNO (Andrés Rojo), Herreros Arquitectos (Jens Richter); Estructuras: Eduardo Barrón; Instalaciones: INTECSA; Aparejador: Arturo Bressel
FOTOGRAFÍAS: José Hevia
Premios
-Premios COAM 2011 (categoría rehabilitación): Distinción
-XI BEAU 2011: Obra seleccionada
El proyecto parte de la necesidad de dar respuesta tanto a carencias de uso y funcionamiento interno del edificio original devenido en obsoleto ante la llegada no planificada de las nuevas tecnologías, como a problemas de seguridad, radiación solar e iluminación natural de sus fachadas. El pedido tiene dos componentes complementarias esenciales: la creación de una cultura del trabajo asociada a la misión y los compromisos de la compañía, y la necesidad de dotar de pregnancia a la imagen de una entidad cuyo producto no tiene presencia física. En el interior, el proyecto acomete la reorganización de los usos que se distribuyen en zona operacional, zona administrativa y zona institucional mediante mamparas de cristal de diferentes grados de opacidad, colores y tratamientos gráficos que generan un nuevo paisaje artificial para el espacio de trabajo que induce un espíritu colectivo de pertenencia y busca tanto la concentración aislada como la coincidencia entre los usuarios. La fachada se resuelve con una segunda piel que consiste en módulos de chapa calada de aluminio de 5mm de espesor cuyo grado de perforación varía de acuerdo tanto a las necesidades lumínicas de confort como de la orientación y la necesidad de disipar energía frente a la radiación solar. El tratamiento lacado de los paneles en tonos sutilmente diferentes genera una vibración reactiva al ser estimulados por los cambios atmosféricos y en especial a los atardeceres que se suceden en esta zona descampada del sureste de Madrid. El espacio entre las dos pieles conforma un recorrido de ventilación, mantenimiento y seguridad que actualiza el edificio a sus nuevas necesidades. Pero sin duda, el logro más significativo se refiere a la capacidad del edificio para constituirse en imagen de la modernidad y ambición tecnológica de la empresa. Efectivamente, este edificio, situado en un lugar incierto, invisible e inaccesible, se ha convertido en la imagen más publicada de la compañía otorgando por primera vez a la compañía una representación física de una actividad que se diluye en la atmósfera.